Juan 8:31 Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en El: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Mateo 22:36
39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.Mateo 22:39
15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Marcos 16:15
Pentecostés era una de las tres grandes fiestas del pueblo de Israel, señalaba el fin de la cosecha de la primavera. Era llamada Pentecostés, palabra que significa cincuenta, porque se realizaba cincuenta días después de la Fiesta de los Primeros Frutos. Aquella Fiesta de Pentecostés, que se celebró cincuenta días después de la resurrección de Jesucristo, tiene un significado muy especial, pues, fue el día del nacimiento de la Iglesia, sucedió algo que nunca había acontecido: Una multitud de personas comenzó a hablar en idiomas diferentes a los que ellos hablaban; dice la Escritura que como tres mil almas recibieron la Palabra de Dios. Hoy en día muchos dicen ser pentecostales porque hablan en otras lenguas, pero ser pentecostal no es solamente hablar en lenguas; aquel glorioso día el apóstol Pedro, lleno del Espíritu de Dios , dijo: <<Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo>>.
Creemos en el único Dios viviente, eterno, infinito en poder, Santo en naturaleza, atributos y propósito; que posee deidad absoluta e indivisible. Este único Dios verdadero se ha revelado El mismo como Padre; como hijo en la redención; y como el Espíritu Santo por emanación (1 Corintios 8:6; Efesios 4:6; 2 Corintio 5:19: Joel 2:28). Las Escrituras hacen más que intentar probar la existencia de Dios: afirman, asumen y declara que el conocimiento de Dios es universal. (Romanos 1:19, 21, 28, 32: 2:15) Dios es invisible Incorpóreo, sin partes, sin cuerpo y por tanto sin ninguna limitación. El es Espíritu (Juan 4:24) un espíritu no tiene carne ni huesos" (Lucas 24:39). El primer mandamiento de todos es: “Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es" (Marcos 12:29; Deuteronomio, 6:4). "Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos y por todos y en todos" (Efesios 4:6). El único Dios verdadero se manifestó El mismo en varios modos en el Antiguo Testamento, En el Hijo mientras estaba entre los hombres, como el Espíritu Santo después de la ascensión.
El único Dios verdadero, el Jehová del Antiguo Testamento, tomo en sí la forma de hombre, y como el Hijo del hombre, nació de la virgen María. Pablo dice: "E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria" (1 Timoteo 3:16). "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron" (Juan 1:11). El único Dios verdadero fue manifestado en carne, es decir, en su Hijo Jesucristo. "... Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados..." (2 Corintios 5:19). Creemos que en El (es decir, Jesucristo) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Colosenses 2:9). "Por cuanto agrado al Padre que en él habitase toda plenitud" (Colosenses 1:19). Por eso, Jesucristo en su humanidad era hombre; en su Deidad era y es Dios. Su carne era el cordero, o el sacrificio de Dios. Es el único mediador entre Dios y el hombre. "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5). Jesucristo, por parte de su Padre, era divino; por parte de su madre, era humano. Así, Él era conocido como el Hijo de Dios y también como el Hijo del hombre, o el Dios - hombre. "Porque todas las cosas las sujeto debajo de sus pies”. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a Él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a Él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos" (1 Corintios 15:27-28). "Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso" (Apocalipsis 1:8).
Dios es conocido como “Elohim”, “Dios”, “El Dios Todopoderoso”, “El Shadai”, “Jehová” y especialmente “Jehová, el Señor”, el Nombre Redentor en el Antiguo Testamento. “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre, Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). Esta profecía de Isaías se cumplió cuando el Hijo de Dios fue profetizado: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11,12).
La Obra redentora del Señor Jesucristo tiene su momento culminante con su muerte y resurrección. Jesús pagó el precio de nuestra salvación dando su vida por nosotros, su sangre derramada es lo único que puede limpiar el pecado de la humanidad. La palabra de Dios enseña que Cristo resucito de los muertos, “…y si Cristo nos resucito vana es nuestra fe” (1Corintios 15:13,14). El mismo Señor anunció su resurrección, cuando dijo: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Juan 2:19; 10:18).